Anticoncepción masculina: un nuevo método que podría cambiar las reglas.


Una empresa australiana avanza con ADAM, un hidrogel que se implanta en el conducto deferente para bloquear el transporte de los espermatozoides. Un paso hacia la igualdad en el cuidado sexual y reproductivo.


Contraline, una empresa australiana de anticonceptivos masculinos, está desarrollando ADAM, un hidrogel que se implanta en el conducto deferente para bloquear el transporte de espermatozoides. De esta manera, se produce la azoospermia, es decir, la ausencia total de las células sexuales masculinas en el semen eyaculado. Este anticonceptivo aún está en ensayos clínicos y su venta no está autorizada; sin embargo, si se logra el objetivo, saldará una deuda en la salud sexual y reproductiva tanto para hombres como para mujeres al ofrecer una alternativa duradera, reversible y sencilla.

ADAM es un hidrogel biocompatible y soluble en agua que se implanta en el conducto deferente para evitar el paso de espermatozoides. En la actualidad, el producto se está probando en 25 participantes en tres centros de Australia, de los cuales dos permanecieron azoospérmicos a los dos años. “Otros participantes continúan en el ensayo, con una eficacia continua observada a los 12, 15, 18 y 21 meses, medida mediante análisis de semen en laboratorio y análisis de espermatozoides en casa”, detallan desde el sitio web de Contraline.

Este método aún se encuentra en etapa experimental, habiendo terminado los estudios en Fase 1 donde se demostró eficacia y seguridad en un grupo de pocos hombres. Pero, lo que Contraline informó hasta el momento es que los pacientes demostraron azoospermia a los doce meses posteriores de la implantación, lo que podría verse como una señal de que el anticonceptivo funcione a largo plazo.

Imagen gráfica de cómo funciona ADAM.

Gaston Rey Valzacchi, jefe de Andrología del Hospital Italiano, explica el funcionamiento ante la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ: “La actuación de este procedimiento sería, de manera conceptual, similar a la vasectomía. En lugar de seccionar el conducto deferente, lo que se hace es inyectarle el hidrogel”.

“Resta comprobar la efectividad como anticonceptivo y como método reversible. Es decir, verificar que no pasen espermatozoides por ahí y si se puede dar marcha atrás”, relata Valzacchi. Y continúa: “En contraste con la vasectomía que es un método reversible a través de un procedimiento quirúrgico, el hidrogel busca algo más sencillo: que se elimine poco a poco y como consecuencia pueda producirse una fácil reversión de la obstrucción de los conductos deferentes que produce”. De esta manera, la persona volvería a generar espermatozoides.

Saldar una deuda con la salud sexual y reproductiva

Históricamente los métodos anticonceptivos estuvieron enfocados en las personas con vulva y la responsabilidad por no quedar embarazadas cayó sobre ellas. Las opciones abundan: pastillas, píldoras exclusivas para la lactancia materna, anticonceptivo de emergencia, inyecciones, dispositivos intrauterinos (DIU), sistema de liberación intrauterino, chip. Para las personas con pene (que no realizaron un procedimiento quirúrgico o de hormonización), las opciones son: preservativo y vasectomía.

“Esto tiene consecuencias porque las personas con pene no pueden formar parte de la responsabilidad anticonceptiva de la pareja. Todo recae sobre las personas con vulva. Entonces, por más que quisiera, hoy en día solamente tienen como opción sencilla el preservativo. De todas maneras, en los últimos diez años esto cambió porque hay un boom de demandas para hacerse vasectomías, sobretodo cuando la paternidad ya está definida”, relata Antonela Gioielli, uróloga e integrante de laSociedad Argentina de Andrología, a la Agencia.

Y agrega: “Necesitamos métodos anticonceptivos de larga duración que sean reversibles para poder usarlos en las prácticas diarias. Muchos varones preguntan en el consultorio sobre un método que vieron en alguna noticia, pero aún están en ensayos”.

Los métodos para personas con vulvas pueden influir en su salud y en su vida diaria. Mientras que ellas, de manera constante, toman píldoras o implementan distintos dispositivos en su cuerpo para no quedar embarazadas en prácticas sexuales con distinta frecuencia, las personas con pene tienen la opción de cuidarse únicamente para ese momento. El foco, tal vez, podría ponerse en generar más opciones para que las tareas de cuidado sexual y reproductivo recaigan en ambas partes de forma más equitativa. Si ADAM logra tener éxito, se avanzará un paso más por este camino.

Luciana Mazzini Puga

Luciana Mazzini Puga

Agencia de Noticias Cientificas UNQ.