Cientificidio: una academia alerta sobre el ataque del gobierno a la ciencia argentina.

La Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales advierte que el sistema de CyT y la educación son la llave de “supervivencia de una Nación”.
La Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales lanzó un comunicado donde expresa su preocupación por el brutal ajuste que sufre el sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación “que costó décadas construir”. Entre otras cosas, advierte sobre la falta de cumplimiento de la Ley de Financiamiento y del Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación 2030. También, alerta sobre la disminución del número de investigadores y su fuga hacia otros países, y el deterioro del mantenimiento del equipamiento e infraestructura que “han roto la cadena de producción y aprendizaje científico-tecnológico, lo que traerá graves consecuencias a futuro”.
El sector científico y tecnológico atraviesa un ajuste sin precedentes al registrar la inversión más baja en la historia democrática, incluyendo la realizada en 2002. Según la Ley 27.614, conocida como “Ley de Financiamiento”, el presupuesto destinado para este año tenía que ser del 0,45 por ciento. Sin embargo, tanto en 2024 como en 2025, se prorrogó el de 2023 por lo que la inversión para este año es del 0,15 por ciento.
A su vez, el comunicado afirma que no se cumple el Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación 2030 (Ley 27.738), que define, organiza y comunica el conjunto de políticas, estrategias e instrumentos para todos los actores y agentes públicos y privados que integran el sistema de CyT. “Esta última ley nacional fue reemplazada de facto por un plan de prioridades que se preparó en un ámbito reducido y que no se ha dado a conocer públicamente”, denuncia. Y manifiesta que hay una “ausencia total de una agenda nacional de Ciencia, Técnica e Innovación y de los correspondientes interlocutores gubernamentales, esenciales para interactuar con la comunidad científico-tecnológica”.
La carta asegura: “Llamamos a las autoridades del actual Gobierno a reflexionar sobre la relevancia estratégica de la actividad científica, en un escenario mundial en el que el acceso a la ciencia, la tecnología y la educación de calidad son la llave no solo del progreso sino también de la supervivencia de una Nación”.
Ahora bien, ¿qué es la Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales? Se trata de una de las entidades más antiguas de su tipo. Fue creada el 26 de marzo de 1874, fecha en que se dicta el decreto que determina la constitución y funcionamiento de los cuerpos que formarán la Universidad de Buenos Aires, y en 1926 adquiere su propia autonomía. Entre los científicos y científicas que componen la Academia, se encuentran Gabriel Ravinovich, Alicia Dickenstein, Alberto Kornblihtt y Graciela Boente.
Un ataque sistemático
Además, los salarios de investigadores, profesionales y técnicos, y los estipendios de los becarios quedaron muy por debajo de la inflación. “Hoy un investigador joven, que ha apostado por nuestro país, está cerca de la línea de pobreza”, afirma la carta. De hecho, muchos de quienes fueron formados en este país desde las universidades hasta su paso por laboratorios, centros de investigación y/o Conicet, hoy deciden –ante la falta de opciones– continuar sus investigaciones en el exterior para que puedan ser solventadas y valoradas.
Como si esto fuera poco, la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i), está paralizada. Su misión consiste en apoyar proyectos y actividades cuya finalidad es la generación de nuevos conocimientos científicos, tecnológicos e innovativos -tanto en temáticas básicas como aplicadas-, con fondos del Tesoro Nacional así como mediante operaciones de crédito externo y de cooperación internacional.
Asimismo, el comunicado declara la interrupción de los desembolsos de programas nacionales como EquipAR, Construir Ciencia, Redes de Alto Impacto, programas internacionales y otros. Estos resultan fundamentales para sostener la infraestructura y actualizar las capacidades de investigación. De hecho, de manera reciente, Alberto Kornblihtt, exmiembro del directorio de Conicet, detalló ante la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ que hay 800 jóvenes que fueron aprobados con una selección muy rigurosa para que ingresen como investigadores al Conicet y no se les da plaza, pese a que el directorio del organismo aprobó esos ingresos.
¿Hay futuro para la ciencia argentina?
Ya se perdieron más de 1200 trabajadores en 2024, se suspendieron los ingresos al Conicet, muchos científicos emigran y, a esto, se le suma el desfinanciamiento de las universidades. En estos espacios se lleva adelante gran parte de la producción de ciencia, se genera conocimiento y su oferta educativa de punta requiere la presencia de investigadores activos. La situación de su financiamiento es similar a la del sistema de CyT: se prorrogó el de 2023, el presidente Milei vetó una Ley de Financiamiento Universitario y ahora se presentó un nuevo proyecto.
“El destrato político junto al desfinanciamiento que ha sufrido el sector, con una ejecución del presupuesto apenas destinada a cubrir sueldos devaluados, atenta contra las posibilidades de nuestro país de generar conocimiento de frontera, desarrollo tecnológico y recursos humanos calificados que puedan comprender y resolver los complejos problemas de las sociedades modernas”, explica la Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales en su comunicado.
El cientificidio, como deciden llamarle los investigadores e investigadoras, genera también que los jóvenes pierdan interés en estudiar carreras universitarias y en formarse profesionalmente en la investigación y desarrollo tecnológico. Además, reduce la participación local en proyectos científicos internacionales y la falta de proyectos academia-industria. En un contexto mundial de alta competitividad por el conocimiento, “el ajuste que se está llevando a cabo en el sector de Conocimiento, Tecnología e Innovación deja a la Argentina aún más débil”.
El comunicado concluye: “Llamamos a las autoridades del actual Gobierno a reflexionar sobre la relevancia estratégica de la actividad científica, en un escenario mundial en el que el acceso a la ciencia, la tecnología y la educación de calidad son la llave no solo del progreso sino también de la supervivencia de una Nación”.
Esta carta fue lanzada luego de la marcha que se realizó de manera reciente hacia el Polo Científico Tecnológico, sede del Conicet y del exministerio de Ciencia y Tecnología. A su vez, le precede a la manifestación que se espera el 4 de junio que unificará diversas luchas, como la de médicos, científicos, universitarios, jubilados y organizaciones feministas.

Luciana Mazzini Puga
Agencia de Noticias Cientificas UNQ.